viernes, 28 de marzo de 2008

La piel dura

La piel dura: que gran director es François Truffaut. Como sabe reflejar la psicología de sus personajes, como retrata de una forma natural y cotidiana la problemática infantil, como maneja a su antojo las relaciones niño-adulto y como dota de vida todas sus películas. La piel dura es una reflexión moral en forma de cinta, una pequeña joya olvidada del cine de Truffaut. Una película que habla de muchas cosas, pero en concreto centra toda su atención en mostrar como las actitudes de los adultos acaban afectando a los niños. Y es que el mundo de los niños ha sido una de las grandes fuentes de inspiración del realizador francés, siempre muy implicado con sus proyectos, pues casi siempre hay algo de autobiográfico en ellos (en este caso el personaje de Julián tiene algo del mismo Truffaut, como su pasión por el cine).

François Truffaut culmina con La piel dura, la trilogía sobre la infancia y la adolescencia iniciada allá por 1959 con su ópera prima y obra maestra absoluta del celuloide, Los 400 golpes y El pequeño salvaje en 1969. A diferencia de estas dos obras, en La piel dura el director francés se muestra más optimista que nunca reflejando en cada niño una reacción positiva y un esperanzador futuro; hace un entrañable y redondo retrato de la infancia. Como en Los 400 golpes, asistimos a una visión coral de niños, adultos y profesores, indagando en las relaciones interpersonales, actitudes, miedos e ilusiones. Truffaut describe los sentimientos humanos con un perfecto equilibrio entre drama y comedia, con las alegrías y desdichas de la infancia como telón de fondo.

En La piel dura, se narra de una forma coral las experiencias de un grupo de niños, de diferentes edades y situaciones familiares, todos ellos de la pequeña ciudad de Thiers, Francia. Patrick vive con su padre inválido, tan sólo quiere encontrar el amor y pronto recibirá su primer beso. Julien vive en un hogar desbaratado, su madre, alcohólica, lo maltrata, el director del colegio lo califica de "caso especial" y termina convertido en ladrón, mentiroso y delincuente. Alrededor de estos dos personajes gira la vida de otros tantos niños, de los que se irán conociendo sus historias. Inevitablemente, La piel dura nos remite directamente a lo expuesto en su obra maestra, Los 400 golpes. Y es que toda la esencia de Los 400 golpes permanece intacta en esta cinta. El adoctrinamiento escolar, la relación padres-niños, el surgimiento del amor o la idea de libertad quedan reflejadas de una manera cotidiana en La piel dura.

A modo de obra coral, Truffaut va desgranando poco a poco la personalidad psicológica de cada niño, su ingenio, su inocencia, su vulnerabilidad, su fuerza y su bondad. Todo ello queda reflejado de forma magistral en la cinta que nos ocupa, dotando a esta deliciosa historia, toda la ternura que emanan al fin y al cabo los niños. Entrañable es el relato que construye el realizador francés alrededor del grupo de niños protagonistas, donde destaca la pasmosa naturalidad con la que actúan frente a la cámara. Destacar la brillantez con la que Truffaut resuelve el fin de curso escolar a través del monólogo del profesor y como enfatiza en sus alumnos la difícil tarea de madurar y abandonar la infancia para convertirse en adulto. También cabe resaltar la última secuencia que cierra el film, con el beso entre los dos niños. Que tremenda inocencia rebosa dicha escena, acorde 100% con lo expuesto en los 90 minutos atrás. Magnifique...

Como idea o eje central que abarca La piel dura, me quedo sin ninguna duda con la frase que dictamina una de sus actrices adulta: Un adulto hubiera muerto por el impacto, pero un niño no; los niños son como una roca. Tropiezan por la vida sin quedar lastimados. Ellos se encuentran en estado de gracia y eso les permite tener la piel dura. Son mucho más resistentes que nosotros.
En esta frase reside toda la magia y potencia del film, pues el adulto, tras haber perdido esa espontaneidad e inocencia que caracteriza a los niños, al haber madurado física y psicológicamente, endurece su mente y corazón, pero hace blanda su piel. Por el contrario, el niño conserva la inocencia de sus primeros años de vida, manteniendo el corazón blando y la piel dura. Que grande eres Truffaut !!! Puntuación: 8 sobre 10.

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martes, 25 de marzo de 2008

30 días de oscuridad

Tras el largo periodo de inactividad (10 días) ocasionado por las fiestas falleras (como buen valenciano) y de Semana Santa, vuelvo otra vez a la carga. Hoy le toca el turno a la última cinta del realizador David Slade, 30 días de oscuridad.

30 días de oscuridad: mucha expectación generó en mi la noticia de que el director de la magnífica Hard Candy iba a dirigir una cinta sobre vampiros. Mi expectación fue bajando cuando me enteré que el actor-héroe responsable de interpretar el personaje principal del film iba a ser un banal Josh Hartnett. Aún así no perdí la esperanza de poder disfrutar de una buena cinta, entretenida, con una buena historia -que no sobresaliente- y las dosis abundantes de sangre y gore que tanto me agradan y que tan necesarias son en este género.

Si bien 30 días de oscuridad no ha cumplido plenamente mis expectativas iniciales, no me ha defraudado tanto como creía tras leer las malas críticas cosechadas en sus primeras semanas de cartelera cinematográfica. Y es que David Slade, director de esta cinta y responsable también de la potente y cruda Hard Candy, es un buen director. Sabe llevar el pulso narrativo a su terreno, y le imprime un ritmo poco convencional en un film de estas características, que si bien puede que no llegue a todo el público, para mi solventa con creces la ardua tarea de tocar un género donde prácticamente está todo visto.

La cinta de Slade parte de un planteamiento inicial de lo más atractivo, pero que conforme avanzan los minutos, va perdiendo fuelle. La acción se desarrolla en un pueblo de Alaska que anualmente le esperan 30 días seguidos de oscuridad total. El sol se pone y durante un mes la noche gobernará sobre el día. Con esta premisa, el pueblo resulta de lo más atractivo para cualquier chupasangre y efectivamente, esta ausencia de luminosidad es aprovechada por el grupo de vampiros creados por David Slade. Aunque no se nos informa de donde vienen los vampiros, poco importa, pues sabemos de sobra que sus intenciones son principalmente alimentarias y en forma de carne humana.

Tras la pausada presentación de personajes, donde la relación entre Eben (Josh Hartnett) y Stella (Melissa George) está un poco cogida con pinzas y carente de interés, comenzará una apabullante y potente puesta en escena, donde los vampiros serán los verdaderos protagonistas de esta historia, relevando a un inexpresivo Josh Hartnett a los últimos peldaños de la interpretación. Y es que en 30 días de oscuridad, queda reflejado que apenas puede aportar otra cosa que no sea su atractivo físico a los personajes que encarna. Y es que sobre él, recae todo el peso de la película al coronarse como el héroe de esta, cosa que le viene demasiado grande. Nadie se cree su actuación, hacha en mano en plan Jack Torrance en El resplandor y degollando vampiros por doquier. Suspenso para la dirección de casting.

En cuanto a la acción desarrollada, David Slade la solventa con bastante elegancia, dotando de la sangre necesaria a las escenas de violencia y quedando patente algunos de los tics más comunes de las cintas de serie B. Eso si, algunas escenas son un mero calco de films como 28 días después o Amanecer de los muertos, y en cuanto a la estética y puesta en escena se nos vienen a la cabeza cintas como Asalto a la comisaría del distrito 13 (la clásica de John Carpenter) o La Cosa también de Carpenter.

Destacar una conseguida fotografía gélida de 30 días de oscuridad, acorde con el clima que representa la película, con claros tonos y filtros azulados y apagados que tan bien sobresalen en contraste con el color de la sangre. Destacar también el brillante plano cenital que nos brinda Slade (muy al estilo de la introducción de Amanecer de los muertos) y en el que se desarrolla la acción en cada centímetro de la pantalla, viendo los numerosos ataques que los chupasangres ejercen a los habitantes del pueblo desde un mismo punto de vista. Sencillamente brillante.

En definitiva, 30 días de oscuridad acaba siendo una propuesta entretenida que gustará a los amantes del género de terror y vampiros; el resto de público abstenerse. Poca cosa nueva es lo que aporta esta cinta, pero pese a ello resulta un producto diferente a pesar de sus tópicos. Se salva por un final bien resuelto que no acaba como cabría esperar; y por una excelente labor de producción, dirección artística y maquillaje. David Slade salva los muebles con una cinta menor a su antecesora pero superior a la media de facturaciones producidas en Hollywood. Y es que era mucho pedir que sellara un film redondo como lo fue en su día Hard Candy, con la maravillosa Ellen Page haciendo las veces de antiheroína. Puntuación: 6,5 sobre 10.

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jueves, 13 de marzo de 2008

Trailer oficial The Incredible Hulk

Bueno pues si, aquí te traigo otra vez a Edward Norton. Esta entrada va para ti, la fan número uno del susodicho actor.

Ya está disponible el primer trailer de The Incredible Hulk, la nueva adaptación del personaje de Marvel Comics a la gran pantalla esta vez de la mano del director Louis Leterrier, responsable de cintas como The Transporter y Danny the Dog.

El nuevo Hulk llegará a nuestras pantallas el 20 de Junio de este año. Además también podremos ver al villano de este, Abominación y al resto del los personajes del film. Su reparto lo componen Edward Norton (Bruce Banner/Hulk), Liv Tyler (Betty Ross), Tim Roth (Emil Blonsky/Abominación), William Hurt (General Ross), Tim Blake Nelson (Samuel Sterns), y Christina Cabot (Mayor Kathleen), entre otros.

En esta secuela, Bruce Banner busca desesperadamente una cura para la radición gamma que afectó a sus células y lo convierte en un ser de fuerza incontrolable: Hulk. Ocultándose en la sombra, lejos de lo que había sido su vida y de la mujer que amaba, Banner debe hacer frente a la maquinaria militar dirigida por el General Thunderbolt Ross, que pretende capturarle para explotar sus colosales poderes.


En cuanto al comportamiento de Edward Norton, he leído que le gusta mucho controlar el producto final en el que interviene. Forma parte de los anales de la historia del cine como supervisó el montaje final de American History X, dejando de lado al director, Tony Kaye, que llego a demandar a New Line por 200 millones de dólares por ello. También se encargó de reescribir Frida, para su entonces novia Salma Hayek, o cuando se le obligó a participar en The Italian Job por contrato, dando como resultado una desidia en el papel, y fama de mal profesional.


Ahora se repite el caso. La causa del retraso en la campaña publicitaria que está teniendo el film es debido a problemas que tiene Edward Norton con la Marvel Studios sobre el montaje final de la cinta. Norton se sumó al proyecto bajo la condición de que Marvel le prometiese una gran participación y acceso al film, además de reescribir el guión de Zak Penn.

El mismo actor no ha tenido problemas en reconocer que el guión del film es suyo y que ha supervisado en todos los aspectos la realización, y ha participado en la producción del film. Para llegar a una resolución amistosa sobre el film, que ha costado más de 150 millones de dólares, Norton está enclaustrado con el presidente de Marvel Studios, David Maisel, con el presidente de producción de Marvel Studios, Kevin Feige, y el director Louis Leterrier.

Posiblemente todas estas cuestiones estén exageradas, y hayan sido creadas para dar que hablar a la prensa amarilla y todo el hollywoodismo. Desde luego, lo que está claro es que Edward Norton es un actor como la copa de un pino y si por contrato está regulado la implicación directa de este en el montaje final, que lo dejen trabajar tranquilo. Toda esta mala prensa que se está generando a su alrededor no tiene porque ser verdad al 100% y ni mucho menos desprestigiar su carrera profesional.


Podéis ver el trailer aquí:
Trailer de 'The Incredible Hulk'

martes, 11 de marzo de 2008

Cabeza borradora (Eraserhead)

Cabeza borradora (Eraserhead): la verdad es que no tengo ni idea de como empezar el análisis de la inclasificable ópera prima del contradictorio realizador David Lynch, así que de primeras diré que sin duda alguna, puedo asegurar que es la película más difícil de ver de la era Lynch.

En poco menos de un año, he conseguido hacerme con casi la totalidad de su polémica filmografía y a falta únicamente de ver Dune y Carretera perdida, puedo asegurar que David Lynch es un genio incomprendido. Un genio de las imágenes -que no de las palabras- capaz de armar toda una cinta llena de poderío visual y derrumbar los cimientos clasicistas impuestos por el mundo del celuloide. Y eso que Cabeza borradora es la obra que menos me ha gustado de toda su carrera. No sé si tendrá algo que ver que fuera su inicio en el mundo del largometraje o la complejidad de la obra, pero sin duda, es su película que menos me ha llegado. En ningún momento he conectado al 100% con lo que Lynch quería transmitirme, y eso, en su cine se paga.

La película no presenta una trama convencional (¿os extrañáis?) y la historia se desarrolla ambiguamente entre lo real y lo fantástico. Fue filmada en blanco y negro, en un sórdido entorno de decadencia industrial, alrededor del personaje de Henry Spencer (interpretado por Jack Nance), un hombre nervioso y enigmático que trabaja en una imprenta y dice estar de vacaciones. Henry se reencuentra con Mary, su ex novia, quien le invita a cenar en casa con sus padres. Henry se entera entonces de que ella ha dado a luz a un grotesco ser después de un parto anormal, situación por la cual se ve obligado a casarse. A partir de ese momento, la pareja debe cuidar a la anormal criatura, hasta que Mary, cansada del incesante llanto del crío, decide abandonar la casa. Henry queda al cuidado del ser hasta que finalmente decide deshacerse de él.

La ópera prima de David Lynch adapta el tono malsano y tenebrista de todas sus obras posteriores, sobretodo con El hombre elefante. La trama compleja y por momentos ilógica que abunda en Cabeza borradora no es más que el mundo de David Lynch, un mundo experimental donde lo onírico y lo absurdo se mezclan y diluyen a partes iguales. Sin duda alguna, Cabeza borradora es estéticamente la película más oscura, opresiva y difícil de ver de todas las de Lynch. Por ejemplo, intentar comprender la naturaleza del hijo monstruoso del protagonista resulta absurdo y en vano.

Sinceramente, a mi no me ha convencido, y eso que me considero un ferviente seguidor de todo el cine Made in Lynch. Comienza bien, retratando una agobiante y lúgubre atmósfera industrial donde reside el protagonista de la ¿historia?. En mi humilde opinión, creo que esta cinta se debió quedar en un mero cortometraje y no en una obra efectista. Me ha resultado completamente indigestible, carente de la fuerza que rebosa El hombre elefante, Terciopelo azul o Mulholland Drive. La obra en su conjunto me resulta vacía, claustrofóbica, turbia y desconcertante, pero reconozco su potente originalidad y ejecución. Digna es su puesta en escena y dirección de arte con ese blanco y negro tan especial, esa admiración por los seres deformes y conductas surrealistas, el uso del onirismo como base de su obra, esa autocomplicidad entre Lynch-Nance plasmada físicamente en el peinado de este último, esa incomodidad que está presente en los 90 minutos de duración.

En definitiva, terrorífica visión de como el tedio de una vida gris puede destruir por completo la razón y hacer surgir la locura, llevando a la percepción de realidades distintas a las existentes. Extraña y presuntuosa realización de David Lynch, realizada con pocos medios y de mas bien escasa consistencia, pese a tener algunos momentos acertados. Para mi, obra menor de Lynch. Aún así reconozco sus virtudes, y sintiéndolo mucho exalto sus defectos. Puntuación: 5 sobre 10.

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sábado, 8 de marzo de 2008

John Rambo

John Rambo: que vaya por delante, que no soy ningún fan de la saga Rambo y que únicamente considero aceptable la primera versión del personaje, Acorralado.

En primer lugar no nos engañemos, pues
John Rambo no se ha realizado para convertirse en una obra póstuma del séptimo arte. Ni tan siquiera se ha llevado a cabo para optar a algún reconocimiento tipo Oscar, Globo de Oro o los premios Bafta. John Rambo ha sido concebida con un claro objetivo: entretener el público menos exigente y seguidor aférrimo de las tres entregas anteriores. Y ciertamente lo consigue con solvencia, pues su corto metraje (85 minutos escasos) favorece -y mucho- la consecución de las metas. Quien se siente a ver John Rambo que no se espere un guión redondo, ni unas actuaciones soberbias, ni tan siquiera unos personajes mínimamente bien construidos. Ahora, eso si, lo que si que les espera es una hora más o menos de tiros, explosiones y más tiros.

Un guión paupérrimo, unos diálogos increíblemente pobres y unos personajes mal definidos y de muy dudosa credibilidad (véase el grupo de mercenarios que acompaña a
Rambo, a cada cual más arquetipo y estúpido) es lo peor nos encontramos en la última de Stallone; pero a su público poco le importa, pues han venido para ver matar thailandeses a Rambo.

Sylvester Stallone hace aquí las veces de actor, guionista, productor y director en la cuarta y definitiva entrega de la saga iniciada allá en 1982 por Ted Kotcheff (Acorralado). Como actor desempeña su función, es decir se dedica a poner muecas y caras dejando de lado unos diálogos más bien ridículos. Su personaje se limita a una media docena de frases (el papel tampoco requiere mucho más) y hacer lo que mejor sabe; matar. Su esencia permanece intacta. Se nota que los años nos pasan factora a todos y en el caso de Sly no es menos, pues en ningún momento se desprende de su camiseta, y las escenas en que vemos a Rambo corriendo por la selva son prácticamente inexistentes, desarrollando toda su acción estáticamente, bien a bordo de su barco-chatarra o a los mandos de una metralleta que reparte proyectiles a diestro y siniestro.

A su favor nombraré el espectáculo visual que tiene lugar en los últimos 25 minutos de la cinta, y es que por momentos parece que la sangre te salpique directamente en la cara; pues Stallone no se ha cortado un pelo a la hora de rodar y rodar escenas explicitas llenas de sangre, desmembramientos, explosiones, gore y casquería; cosa que es de agradecer. Por momentos era como ver (salvando claro, las infinitas distancias) el desembarco de Normandía rodado por
Steven Spielberg en Salvar al soldado Ryan, con explosiones enrojecidas por la sangre, cuerpos mutilados y disparos en la cabeza del tamaño de una pelota de tenis. Y es que la gran baza de John Rambo reside en las escenas de acción, pues cuando no es así aburre hasta al espectador más entregado. Pero la acción clave está bien rodada, quizá un poco mareante y demasiado abusona de primeros planos, pero en líneas generales bien resuelto. La violencia explícita con que se nos bombardea resulta por momentos delirante y cruda, con escenas de matanzas de mujeres y niños muy vistosas, pero eso si, ética y moralmente incorrectas ¿no?.

Del guión ni hablamos.
¿La palabra inexistente y previsible les suena de algo? Inexistente porque debe ocupar poco más de un folio -por una cara- y porque hasta mi sobrina de 3 años puede escribir algo más complejo y elaborado; y previsible porque hasta el espectador más tonto sabe que va a ocurrir en la siguiente escena. O ¿alguno se creía que Rambo le diría que no a la chica e iba a dejar plantados al grupo de humanitarios? Durante 30 segundos si, pero luego e inexplicablemente acaba cambiando de opinión; y todo esto ¡¡¡en una misma escena!!!. No se toma un día para pensarlo no, primero no quiero saber nada de ti y a los 30 segundos decido ayudarte...

Resumiendo, el que se pone a ver
John Rambo ya sabe a lo que va. Como película es rematadamente mala, un producto deleznable, previsible, artificial, carente de guión y personajes, un insulto al celuloide y a cualquier cinéfilo. Pero ese no es su objetivo. La misión de pasar casi hora y media delante de la pantalla sin pensar en otra cosa la cumple con eficacia. Y si encima hay sangre y gore, por lo menos a mi ya me tiene ganado. Aprobada por los pelos. Puntuación: 5 sobre 10.

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miércoles, 5 de marzo de 2008

La extraña que hay en ti

La extraña que hay en ti: enésimo producto americano rebosante de todos los topicazos del género y con un claro mensaje desolador y vergonzante. Fascistoide relato donde se ensalza la violencia, la venganza, el ojo por ojo y la compra de armas ilegales en Estados Unidos. Todo ello aderezado con una -eso si- bellísima Jodie Foster haciendo las veces de anónima justiciera que vela por la seguridad de toda la ciudadanía neoyorquina. Vamos, una superwoman (o spiderwoman) en toda regla; sólo que sin el disfraz.

El realizador irlandés Neil Jordan nos apabulla con un relato sumamente radical y que esconde una insultante apología retrógrada en contra de la democracia y derechos humanos y en favor de la venganza más represiva.


La historia de
La extraña que hay en ti cuenta la vida de una pareja perfecta en la flor de la vida formada por Jodie Foster y Naveen Andrews (Sayid en Perdidos). Y todo es perfecto hasta que un día, ambos reciben una paliza de un grupo de hispanos con graves consecuencias: él muerto y ella en coma durante tres semanas. Hasta aquí bien, buena premisa bastante bien contada, aunque sobre la pretenciosa voz en off de los primeros minutos. Pero a partir de aquí la cinta se convierte un pastiche con los peores tópicos de thriller violento y que sustenta todo su peso en una idea: la venganza de una sobrenatural (por lo visto) y muy artificial y falsa Jodie Foster (su personaje, ella no; pues es de lo poco que se salva).

Película rodada única y exclusivamente para el lucimiento de la actriz (se nota que también es productora ejecutiva)
Jodie Foster intenta mantener el tipo todo lo que buenamente puede y básicamente su actuación es lo que me ha llevado a ponerle un 4 y no un 1. Pese a la artificial transformación que sufre su personaje, la actriz mantiene una elevada implicación con su trabajo e intenta que este no haga aguas. En cierta manera lo consigue, pero eso no quita la penosa labor de guión que anida en el film.

Diálogos poco trabajados, factura irregular, ritmo y desarrollo lento, guión lleno de incoherencias y personajes mal construidos es lo que nos encontraremos en
La extraña que hay en ti. Totalmente previsible desde su comienzo hasta el terrible desenlace, y terrible no por lo que cuenta sino por como lo cuenta y lo resuelve. De juzgado de guardia. Nos hallamos ante un lentísimo thriller cuyo abultado metraje se hace un tanto pesado y que en muy contadas ocasiones logra mantener la atención del espectador.

Así que no voy a dedicar mucho más a una obra que ciertamente no se merece que me quite más tiempo del que requiere su crítica.

La extraña que hay en ti
acaba resultando un batiburrillo con las peores ideas creativas de cada casa, llena de convencionalismos, situaciones irreverentes carentes de sentido común, mediocridad por parte de los guionistas y un final al nivel de lo previamente expuesto; es decir infantiloide y lleno de una extremista y radical idea: la venganza por mi cuenta debido a la inexistente seguridad en los EEUU. Se salva de la quema por una correcta actuación de Jodie Foster (se acuerdan de ¿Han parado ya de chillar los corderos, Clarice?), el resto para olvidar. Puntuación: 4 sobre 10.

domingo, 2 de marzo de 2008

Promesas del este

Promesas del este: perfecta, perfecta sería la hasta ahora última cinta del realizador canadiense David Cronenberg sino fuera por sus últimos 10 minutos y por algún que otro incomprensible acontecimiento que tiene lugar durante la trama. Y es que parece que David Cronenberg vuelve por sus fueros a su cine "más normal" (o "menos raro") visto en la fabulosa Una historia de violencia, y se aleja de su cine visceral, paranoico y complejo tipo Videodrome, La mosca o eXistenZ.

Y para ello, en Promesas del este vuelve a contar con su amigo Aragorn en la trilogía de El señor de los anillos (Aka: Viggo Mortensen) y con quien tan bien funcionó la conexión con la anteriormente mencionada Una historia de violencia. Además completa el reparto con una correcta Naomi Watts (que no para de trabajar últimamente) y un demasiado sobreactuado -a mi modo de ver- Vincent Cassel, interpretando a un perturbado personaje como el visto en la controvertida Irreversible. La historia de Promesas del este narra la vida por un lado de Nikolai, chófer de una de las familias más importantes del crimen organizado de Europa Oriental; y por otro la de Anna, una comadrona que trabaja en un hospital de Londres muy afectada por la muerte de una adolescente mientras daba a luz.

David Cronenberg, vuelve dispuesto a reinventar de nuevo el thriller de mafiosos como vimos en su anterior cinta. Pero no es tarea fácil, ya que los cimientos del género están en manos de El padrino, Uno de los nuestros, Érase una vez en América y Scarface. Para ello, el realizador retoma aquello en lo que es un verdadero maestro, y al igual que en Una historia de violencia, indaga en el alma humana y su lucha permanente entre los instintos malignos y la voluntad de bondad. Una historia compleja, dura, realista y violenta; muy violenta. Y es que la violencia está muy presente en todo el cine de Cronenberg, y en Promesas del este el director canadiense no iba a hacer una excepción. Nos muestras las escenas violentas tal y como son; expresivas y duras, de un explícito que asusta (muestra de ello es la introducción, al más puro estilo de la reciente Sweeney Todd) y que te obliga a retorcerte en la butaca. Cronenberg es tan inteligente que se sirve desde el primer segundo de metraje para zambullirte en la crudeza de ese mundo tan particular y violento; consiguiendo lo más difícil, impactar en su público; que sabe de sobra a lo que viene.

Destacar la capacidad del realizador para filmar lo más parecido a una organización criminal del este, pero establecida en la Europa Occidental; vista desde dentro hacia adentro, ya que en ningún momento se adentra más allá de las puertas que separan a la mafia rusa del mundo corriente, no conocemos a sus enemigos, pero este silencio (o ausencia buscada a propósito) del entorno de la organización rusa es donde reside el talento y la sabiduría para sellar esta obra y que alcance el punto de inigualable. Nos muestra la mafia de puertas para adentro.

En cuanto al reparto de Promesas del este, destacar a un sobrio y portentoso Viggo Mortensen (el cual se ha desecho completamente de las vestiduras de caballero de la Tierra Media) en la que probablemente sea la mejor interpretación de su carrera, pues construye a un personaje frió, carente de emociones, pero que curiosamente es capaz de emocionar a la pantalla, y al espectador que le está viendo. Como punto álgido de la película y sin duda escena memorable que pasará a la historia tanto por su perfecta escenificación, montaje y dirección como por su crudeza y violencia, es la escena en los baños públicos. Simplemente perfecta y toda una lección de cine para aquellos que amamos este mundo. Tres personajes, un escenario y la excelente decisión de ausencia total de música en favor de unos efectos sonoros magistrales.

Como nota negativa, y restándole 2 puntos del 10 en su puntuación, comentar el irreal comportamiento de Naomi Watts al querer hacer frente a toda una organización mafiosa. No me lo trago, al igual que tampoco me trago ese final Made in Hollywood (besito incluído) entre el frio Viggo y Naomi. Sobraba totalmente la escena ya que hecha por tierra todo lo expuesto anteriormente. Quiero creer que por temas comerciales han decidido cerrar así la historia, y no por carencia de ideas. Por último, fallo imperdonable el doblaje -como siempre- y que la mayoría de la acción verbal se desarrolle en un inglés con acento del este (incluso cuando hablan entre ellos). Quiero creer también que la productora y distribuidora tienen algo que ver en toda esta chapuza.

Pese a todo, Promesas del este resulta una espectacular y genialmente cinta realizada por el siempre controvertido David Cronenberg con escenas memorables y un Viggo Mortensen en estado de gracia llevando las riendas de una magnífica obra. Puntuación: 8 sobre 10.