Pues hoy voy a abordar de nuevo otra película española, pero que cuenta con unos años más que “Bajo las estrellas”, ya que se estrenó en 1998. Me estoy refiriendo a “Los amantes del círculo polar”; la que es para mi, la mejor película hasta la fecha del portentoso director vasco Julio Medem. Ya se que no es realmente una novedad, pero creo que debe ser analizada para entender todo lo que rebosa la cinta de Medem. Normalmente, como suele ocurrir con el cine de Medem, o la amarás o la odiarás.
Hasta 1998, –fecha clave en la película que nos aborda hoy-, Julio Medem nos había regalado tres grandiosos largometrajes.
“Vacas” (1992), su ópera prima, era toda una novedad en lo que a montaje y narración se refería hasta ese momento en el cine español. Con las actuaciones de Emma Suárez (que repetirá con Medem en dos ocasiones más) y Carmelo Gómez, narra una historia de amor y traiciones familiares a través de los ojos de las vacas que pastan por los prados. No era más que el punto de partida de una larga y dilatada filmografía del realizador vasco –no exenta de pequeños tropiezos, véase “Caótica Ana”-.
Tras “Vacas” (que cosechó excelentes criticas), aparece “La ardilla roja” (1993), solo un año después de que el realizador se estrenara en el largometraje. Un pelín más pretenciosa que su predecesora, aborda el tema de una extraña (como siempre en Medem) y a la vez engañosa historia de amor. Con unas interpretaciones estupendas (Emma Suárez, Karra Elejalde y Nancho Novo están geniales), Medem consigue escribir un relato y unos personajes enigmáticos.
Tres años después, realiza “Tierra” (1996), obra cumbre que consagra a Julio Medem como uno de nuestros directores con más proyección en el panorama cinematográfico. Rodeado una vez más de Emma Suárez, Carmelo Gómez y Karra Elejalde, consigue construir un nuevo poema visual muy rustico e inquietante, jugando con las relaciones a tres bandas y el desdoblamiento de personalidad.
Y por fin llegamos a 1998, el año elegido para el estreno de “Los amantes del círculo polar”, la obra cumbre de Julio Medem, y una de las impactantes y transgresoras en los últimos 15 años del cine español moderno. Imponente y majestuosa en todos sus planos y momentos.
Una hipnótica y deslumbrante historia de amor que gira en torno a las casualidades con las que se topan los protagonistas; esa es la mejor
forma de definir esta película.
El film, esta relatado en forma de capítulos, donde se introduce al principio de cada uno de estos, el nombre del personaje al que hace referencia el capitulo (punto a favor ya para el montaje).
A partir de ahí, veremos desde su punto de vista particular como transcurre la acción (de esta forma observamos dos visiones distintas de un mismo hecho). Y la magia empieza pronto. Empieza en el momento que aparece el primer nombre en la pantalla –Otto-. Continúa cuando vuelve a aparecer otro nombre en la pantalla –Ana-. La historia de Otto y Ana, la historia de dos niños, la historia de dos niños con nombres capicúas que, coinciden con el apellido del realizador vasco –Medem-, también capicúa ¿tenemos aquí la primera casualidad de la película?
La historia se lee de igual forma del derecho que del revés, igual que el nombre de sus protagonistas. El círculo comienza a dibujarse en los primeros minutos del metraje, para acabar cerrándolo perfectamente de cara al final del filme. La narración cumple un círculo, acabando donde empieza.
Dividida en tres partes claramente diferenciadas (niño, adolescente, adulto), Medem consigue que te involucres en la historia desde el comienzo (si no lo haces estas perdido, la odiarás). Quiere que sientas lo que sienten los personajes. Juega contigo y con el azar, te envuelve en un halo mágico del que no quieres
huir, ni escapar nunca. Te atrapa en su poesía visual y onírica llena de fuerza y misterio, enigmas y casualidades, amor y odio.
Otto, Ana y una casualidad del destino (una pelota mal lanzada), hace que se conozcan. La misma casualidad (un periódico) hará que los separe.
Separados durante años, tras vivir una de las experiencias más bonitas que se pueden vivir en la vida (encontrar el amor de tu vida y vivir todos los momentos con esa persona), vuelven a encontrarse. Vuelven a encontrarse pero en un lugar completamente desconocido, un recóndito y muy puro lugar del mundo, apartado de todo, de todos.
Personalmente, si tuviera que elegir entre una de las tres partes principales de la historia, me quedaría con la de la infancia. Esa inocencia, esos sentimientos vírgenes aun por descubrir, esa magia inherente en el ambiente.
Las casualidades que les ocurren de niños son verdaderamente increíbles, las soñadas por todos en algún momento de nuestra vida. Un chut a un balón con escasa puntería que se cuela por la pared del colegio, un avión de papel que va a parar a los pies de Ana, la historia de amor que surge entre los padres a raíz de la nota del avión papel (acertadísimo el no desvelar que ponía, cada uno que se imagine su frase de amor perfecta).
Aunque si tuviera que destacar una escena clave en las casualidades de los protagonistas, sería la de la escena en la plaza mayor de Madrid. Verdaderamente, te pone los pelos de punta el pensar que están uno al lado del otro, que tan siquiera solo con girarse se veían; sencillamente impresionante (solo te quedan ganas de gritarles a los dos, que se tienen justo detras). Pero su destino no quiere eso, el círculo que ya empezó a trazarse tiene que acabar donde empezó, y no fue así.
En el papel de Otto, tenemos a un Fele Martínez un poco tenso –quizá lo menos destacable del film-. Con un rostro que no varía prácticamente en todo el metraje, pienso que es el único personaje que no está a la altura de lo que exige la película. La figura de Otto requiere más
de lo que Fele Martínez puede aportar. Resulta un personaje más profundo que el de “Tesis”, y eso parece que no lo acabe de entender.
Mucho más naturales están el niño y el adolescente que hacen su mismo papel unos años más atrás. También comentar que el niño que hace de Otto (Peru Medem) es hijo en la vida real del director Julio Medem.
Por otro lado, en el papel de Ana, está una insuperable Nawja Nimri –como siempre-. Su voz, aporta el tono perfecto que requiere la película. Armoniosa y poética, redondea (como el circulo) a la perfección su actuación con su timbre de voz, pausado y relajante.
Ana en adulta, nos regala frases como estas:
Estar enamorada no es fácil. No basta con desearlo, hay que oírlo.
Salta por la ventana. ¡Valiente!
Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande.
Podría unir mi vida uniendo casualidades. La primera y la más importante fue la peor...
Nancho Novo, que repite con Medem tras “La ardilla roja” y “Tierra”, está más que correcto en su papel de padre de Otto. La verdad es que es un actor multiusos, encajando perfectamente tanto en comedia como en drama. Por desgracia, no se le da la relevancia que merece, y parece que no termina de encajar en el panorama cinematográfico nacional.
Y Maru Valdivielso también está muy creíble en su papel de madre de Ana. Junto a Nancho Novo, forman una pareja estupenda que se complementa a la perfección, dotando de más realismo aun si cabe al film.
Perfectamente construidos y estructurados los personajes, y soberbiamente dirigidos por Medem, el conjunto de protagonistas redondea la película hasta alcanzar el nivel de genialidad.
En lo referente al apartado técnico de la película, destacar la labor de fotografía y montaje. Si bien es cierto que el montaje no resulta del todo novedoso, pues el referente de utilizar la voz en off y diversos flashbacks para narrar acciones pasadas, el poseer una estructura concéntrica que va tomando forma a medida que transcurren los minutos, así como la elección de narrar la historia bajo los puntos de vista subjetivos de los protagonistas hacen del trabajo del director de montaje, un muestra de elegancia y a la vez virtuosismo muy pocas veces visto antes –sobretodo en España-.
Tanto la elección de los paisajes, como de los filtros utilizados en cámara y en post-producción, jugando con tonos azulados y fríos (sobretodo al final de película en Finlandia) resultan exquisitos y en contraposición al ardiente amor que rebosa de la pareja protagonista.
En el apartado sonoro, destacar (otra vez) la colaboración del fantástico Alberto Iglesias con Medem. Trabajando juntos desde “Vacas”, nos llega una música exquisita para nuestros sentidos en “Los amantes del círculo polar” que encaja a la perfección con la acción que transcurre en cada momento, marcando el tono y el ritmo durante el visionado.
En definitiva, estamos ante una gran historia de amor contada desde el particular punto de vista de Julio Medem, con toques mágicos y melancólicos a la vez, desarrollada en un ambiente donde se entrelazan la vida de los dos personajes con nombres capicúas. Un ambiente lleno de azar y casualidades, donde el destino es el verdadero protagonista y no siempre nos regala situaciones felices. El destino tiene una doble cara, alegría y tristeza, sonrisas y lágrimas, vida y muerte.
Un excelente trabajo del realizador vasco, que se añade al ya conocido como “Universo Medem”. Un trabajo que recoge a la perfección lo innato de los sentimientos humanos y los transforma en pura poesía visual. Solo Medem sabe hacer eso; es un maestro haciéndolo. Si no te gusta Medem, si no entiendes sus películas, si te aburres en la sala, mejor olvídate de esta. Para el resto, preparaos a disfrutar como nunca. No os hagáis una idea preconcebida. Visionarla con la menta abierta y despejada más que nunca, sabiendo que estáis viendo un mundo relatado y construido por Julio Medem.
Con todo lo resumido a su favor, majestuosa en todos los sentidos, es un filme que se transforma en todo un referente obligado dentro del cine español de los años 90. Una autentica obra maestra que solo nos podía regalar Medem. Gracias Julio.
- Lo mejor: las casualidades que dan forma a la historia. Lo grande del destino
- Lo peor: una mejorable interpretación de Fele Martínez
Valoración global: 10 sobre 10.
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TITULO ORIGINAL: Los amantes del círculo polar
AÑO: 1998
DURACIÓN: 114 min
PAÍS: España
DIRECTOR: Julio Medem
GUIÓN: Julio Medem
MÚSICA: Alberto Iglesias
FOTOGRAFÍA: Gonzalo Fernández-Berridi
REPARTO: Fele Martínez, Najwa Nimri, Nancho Novo, Maru Valdivielso, Jaroslaw Bielski, Peru Medem, Sara Valiente, Victor Hugo Oliveira, Kristel Díaz, Pep Munné
PRODUCTORA: Sogetel
GÉNERO Y CRÍTICA: Drama romántico
SINOPSIS: Una historia de amor apasionada y secreta, contada por cada uno de sus protagonistas, Ana y Otto, desde que tienen ocho años hasta los veinticinco. Todo comienza en 1980, a la salida de un colegio, cuando dos niños echan a correr por distintos motivos. Desde esa tarde en la que se les escapa el mundo, las vidas de Ana y Otto se trenzarán en un mísmo círculo, que comenzará a cerrarse diecisiete años más tarde, en Finlandia, en el mismo borde del Círculo Polar.