sábado, 8 de marzo de 2008

John Rambo

John Rambo: que vaya por delante, que no soy ningún fan de la saga Rambo y que únicamente considero aceptable la primera versión del personaje, Acorralado.

En primer lugar no nos engañemos, pues
John Rambo no se ha realizado para convertirse en una obra póstuma del séptimo arte. Ni tan siquiera se ha llevado a cabo para optar a algún reconocimiento tipo Oscar, Globo de Oro o los premios Bafta. John Rambo ha sido concebida con un claro objetivo: entretener el público menos exigente y seguidor aférrimo de las tres entregas anteriores. Y ciertamente lo consigue con solvencia, pues su corto metraje (85 minutos escasos) favorece -y mucho- la consecución de las metas. Quien se siente a ver John Rambo que no se espere un guión redondo, ni unas actuaciones soberbias, ni tan siquiera unos personajes mínimamente bien construidos. Ahora, eso si, lo que si que les espera es una hora más o menos de tiros, explosiones y más tiros.

Un guión paupérrimo, unos diálogos increíblemente pobres y unos personajes mal definidos y de muy dudosa credibilidad (véase el grupo de mercenarios que acompaña a
Rambo, a cada cual más arquetipo y estúpido) es lo peor nos encontramos en la última de Stallone; pero a su público poco le importa, pues han venido para ver matar thailandeses a Rambo.

Sylvester Stallone hace aquí las veces de actor, guionista, productor y director en la cuarta y definitiva entrega de la saga iniciada allá en 1982 por Ted Kotcheff (Acorralado). Como actor desempeña su función, es decir se dedica a poner muecas y caras dejando de lado unos diálogos más bien ridículos. Su personaje se limita a una media docena de frases (el papel tampoco requiere mucho más) y hacer lo que mejor sabe; matar. Su esencia permanece intacta. Se nota que los años nos pasan factora a todos y en el caso de Sly no es menos, pues en ningún momento se desprende de su camiseta, y las escenas en que vemos a Rambo corriendo por la selva son prácticamente inexistentes, desarrollando toda su acción estáticamente, bien a bordo de su barco-chatarra o a los mandos de una metralleta que reparte proyectiles a diestro y siniestro.

A su favor nombraré el espectáculo visual que tiene lugar en los últimos 25 minutos de la cinta, y es que por momentos parece que la sangre te salpique directamente en la cara; pues Stallone no se ha cortado un pelo a la hora de rodar y rodar escenas explicitas llenas de sangre, desmembramientos, explosiones, gore y casquería; cosa que es de agradecer. Por momentos era como ver (salvando claro, las infinitas distancias) el desembarco de Normandía rodado por
Steven Spielberg en Salvar al soldado Ryan, con explosiones enrojecidas por la sangre, cuerpos mutilados y disparos en la cabeza del tamaño de una pelota de tenis. Y es que la gran baza de John Rambo reside en las escenas de acción, pues cuando no es así aburre hasta al espectador más entregado. Pero la acción clave está bien rodada, quizá un poco mareante y demasiado abusona de primeros planos, pero en líneas generales bien resuelto. La violencia explícita con que se nos bombardea resulta por momentos delirante y cruda, con escenas de matanzas de mujeres y niños muy vistosas, pero eso si, ética y moralmente incorrectas ¿no?.

Del guión ni hablamos.
¿La palabra inexistente y previsible les suena de algo? Inexistente porque debe ocupar poco más de un folio -por una cara- y porque hasta mi sobrina de 3 años puede escribir algo más complejo y elaborado; y previsible porque hasta el espectador más tonto sabe que va a ocurrir en la siguiente escena. O ¿alguno se creía que Rambo le diría que no a la chica e iba a dejar plantados al grupo de humanitarios? Durante 30 segundos si, pero luego e inexplicablemente acaba cambiando de opinión; y todo esto ¡¡¡en una misma escena!!!. No se toma un día para pensarlo no, primero no quiero saber nada de ti y a los 30 segundos decido ayudarte...

Resumiendo, el que se pone a ver
John Rambo ya sabe a lo que va. Como película es rematadamente mala, un producto deleznable, previsible, artificial, carente de guión y personajes, un insulto al celuloide y a cualquier cinéfilo. Pero ese no es su objetivo. La misión de pasar casi hora y media delante de la pantalla sin pensar en otra cosa la cumple con eficacia. Y si encima hay sangre y gore, por lo menos a mi ya me tiene ganado. Aprobada por los pelos. Puntuación: 5 sobre 10.

Leer critica de John Rambo en Muchocine.net

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