lunes, 28 de abril de 2008

Voces inocentes

Voces Inocentes: narra la historia de Chava (Carlos Padilla), un niño de 11 años que vive en un pequeño poblado en medio de los dos bandos enfrentados en la guerra civil de El Salvador durante la década de los años 80. En los 12 años que duró dicha guerra, el ejército reclutaba a los niños cuando cumplían la temprana edad de 12 años para servir al frente en la lucha contra la guerrilla formada. Chava tiene 11 años, y tristemente ve que más temprano que tarde acabará reclutado como sus amigos, teniendo que abandonar a su familia, compuesta por su madre, y sus encantadores hermanos. El amor fraternal y maternal queda patente en toda la cinta gracias a unas interpretaciones brillantes, y a una deliciosa ambientación y recreación de todo el conflicto armado, dotado de una espectacular puesta en escena pese a tratarse de una producción mexicana con no demasiado presupuesto.

Desgraciadamente, Voces Inocentes es una de esas películas que llegan a nuestro país con un considerable retraso y que tristemente no cuentan con el apoyo de una promoción adecuada capaz de acercar la cinta al público, ni con una distribución suficiente pese a que ha sido galardonada en numerosos festivales, incluyendo entre ellos el de Berlín. En concreto, la cinta de Mandoki llega a España con casi tres años de retraso, una escasa distribución de copias en nuestra cartelera y con apenas unas semanas en los cines; cines de barrio y familiares claro, olvidándose por completo de esas macrosalas destinadas al espectador meramente comercial y que tanto daño le están haciendo al cine más tradicional y lleno de encanto.

Voces Inocentes
es de esas cintas que se hallan espontáneamente, sin buscarla; ya sea en un videoclub o bien mirando por Internet, pero en mayor o menor medida, el público se llevará una grata sorpresa, pues nos encontramos antes un drama demoledor. Habla sobre la guerra y la miseria vista desde los ojos de unos pobres niños, sobre la intención sobrehumana de sus personajes en seguir adelante aún con las imposibles adversidades.
Puede ser tachada del típico dramón de lágrima fácil (cosa que no dudo), pero el mexicano Luis Mandoki ha conseguido filmar una película fuerte y dura de ver, con una evidente y tremenda propuesta de denuncia social, en la que quedan clarísimas las nocivas consecuencias de la guerra y el conflicto bélico sobre una sociedad pobre pero llevadera, las increíbles fuerzas y ganas de vivir de un niño de apenas 12 años, un niño al que la guerra le arrebata esa inocencia innata y acelera su maduración personal para convertirse en -como citan en la película- el hombre de la casa.

Mandoki, sorprende a todos con una puesta en escena espectacular, y unas escenas de guerra estremecedoras. Escenas durísimas, como la del reclutamiento de niños en un colegio, las ejecuciones infantiles o los tiroteos que sacuden las casas de la población más pobre son dignísimas del cine más hollywoodiense pero con la esencia del cine clásico. Más aún es a destacar la perfecta armonía de las escenas de acción con el escaso presupuesto que tiene la cinta de Mandoki, que pese a todo, a conseguido sacar a la luz una más que respetable obra.


En favor de
Voces inocentes, están las estupendas interpretaciones de todos los niños del reparto, donde destaca un sobrio y conmovedor Carlos Padilla como el niño protagonista, así como su hermano pequeño Alejandro Felipe (más conocido como Frijolito) que pese a su escaso dialogo, dota de una gracia especial a su personaje. Todas las actuaciones infantiles están bordadas e interpretadas con una naturalidad apabullante. También cabe destacar la estupenda fotografía que nos acompaña durante todo el visionado, con un brillante uso del primer plano para reflejar emociones y la majestuosidad de los paisajes salvadoreños.

En su contra juega el repetitivo y tono final de mostrar la vida cochambrosa de los habitantes y más concrétamente la de la familia protagonista, así como una cansina reiteración de la estructura narrativa de la cinta. Mandoki aborda una y otra vez el sufrimiento de un niño en la guerra, y la falta de trama que adolece la película nos hace pensar que Mandoki sólo se preocupó de transmitir de la forma más evidente el horror de la violencia en El Salvador, olvidándose por completo de una historia completa que contar. Asimismo, la voz en off de Chava resulta un recurso manido que lo único que intenta es despertar
en el espectador la mayor emotividad posible sin conseguir plenamente este objetivo.

Definitivamente, Voces inocentes es una importante producción mexicana de imponente fotografía, puesta en escena y realización, con un claro mensaje de denuncia social a los conflictos olvidados, y al hecho de recordar a nuestras adormecidas conciencias la cantidad de niños obligados a luchar en guerras. Todo un crudo relato duro de ver, una lucha por sobrevivir, por escapar de un sistema abrumador y autoritario, donde los niños son despojados de sus infancias, de su inocencia, de sus familias... Emotiva y conmovedora historia de salvación y redención infantil con un desolador mensaje pero que peca de melodramática en demasiadas ocasiones. Aún así, recomendable. Puntuación: 6 sobre 10.

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